martes, 12 de abril de 2011

Solo una piedra en el camino

-Tiene usted piedras en el riñón.

-¿Es grave?

-Grave no, es grava, gravilla, arenillas, son piedras.

Este diálogo se pudo escuchar entre dos jugadores del Siberet minutos antes de dar comienzo uno de los mejores espectáculos deportivos desde la II Guerra Mundial, en el que el líder de la liga de fútbol sala nicrariense, Bar Muíño, se enfrentaba al equipo revelación de la competición.

El Siberet llegaba al Pedra Mámoa tras conseguir una racha de cuatro victorias seguidas --incluido el último partido contra el Tamara que suponía conseguir el objetivo de la permanencia del que da fe la crónica que podéis leer más bajo—, y lo hacía ante una grada que había colgado el ‘No hay billetes’ semanas antes del encuentro y en la que se encontraban personalidades de la vida social santiaguesa como Marina, Lois (cámara en mano), Melisa, Chiqui y Checha.

Tras unos primeros momentos de tanteo homoerótico entre los dos equipos, las cosas comenzaban bien para el equipo de azul y oro con una bonita jugada en la banda del más curtido de los Cortiñas, que remachó dentro el área el Juan Antonio Pizzi de O Milladoiro. La respuesta no tardó en llegar desde las filas del Muíño con un certero disparo desde fuera el área que puso las tablas en el marcador.

A partir de ese momento se sucedieron diversas ocasiones entre las dos escuadras hasta que Óscar Karim de la Fuente se sacaba un pase con escuadra y cartabón, digno de José María Gutiérrez, para dejar sólo a Fran, el único jugador del equipo nacido en la patria del Che, Maradona, Borges y Matías Biscay, que devolvía la ventaja al marcador.

Fue un traicionero rechace el que dejó el esférico muerto ante Cristian Zubizarreta –una vez más soberbio—para que poner el 2-2 en el luminoso antes de que un Gerardo reencarnado en Iván Campo en sus mejores tiempos se cruzase todo el terreno de juego para dar de nuevo ventaja al Siberet. Desde la grada se pudo ver como la impoluta melena del zaguero de Vite de Arriba se detenía, en un momento casi místico, de un modo perfecto en el espacio tiempo antes de realizar un gran chut.

Tras un descanso en el que hubo tiempo para recordar la última encuesta realizada en Negreira en la que se preguntaba a todas las mujeres de la villa si accederían a yacer con los jugadores del Siberet (en la que un 20% dijo que sí y un 80% contestó: ¿otra vez?) el Bar Muíño comenzó a poner en marcha la maquinaria que le ha hecho ocupar el primer lugar en la clasificación. Aunque el equipo capitaneado por el Manteca Martínez de A Rocha tuvo varias ocasiones --incluido algún palo, un par de ‘dos contra uno’, y diversas contras peligrosas con un gran Miroslav López Casado desde la retaguardia-- en el terreno de juego emergió el jugador número 5 de la escuadra rival como uno de los mejores peloteros contra los que se ha enfretado el Siberet para dar la vuelta al marcador y dejarnos con cara de enratonaos –Podrián dixit--.

Pero como el oráculo auguraba minutos antes del encuentro, en un diálogo que a la postre serviría como vaticinio del partido de los siberetianos, la derrota ante el Muíño no es más que una pequeña piedra en el camino, nada grave, solo gravilla.

Ahora toca levantar la cabeza en el duelo fraticida ante el 25 de julio, con el fin de alcanzar los ‘playoffs’ para poder soñar con hacer la machada del Nottingham Forest, quien ganó la Copa de Europa en su primera participación, un año después de ser campeón en la First Division recién ascendidos. Y cuyo mítico entrenador Brian Clough dejó para la posteridad una reflexión que el Siberet debería imprimir en su camiseta:

¿Caminar sobre el agua? Supongo que mucha gente estará diciendo que en vez de caminar sobre ella, debería haberla tomado más en mis bebidas. Tienen toda la razón”.

Brian Clough.

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